Ecosistema local está marcado por huellas de la contaminación

Un tronco con sus ramas secas es la huella que aún queda en un entorno verde aparentemente restablecido en el centro del Cerro Colorado, al noroeste de Guayaquil. Esa especie muerta recuerda el incendio forestal que ocurrió en diciembre pasado y que consumió 140 hectáreas, el 60% de este bosque.

Entre diez y veinte años es el tiempo que se estima que se regenere el ecosistema que se perdió, coinciden varios biólogos. Su estado actual ha mejorado con las lluvias que “han permitido que los árboles que sufrieron estrés en el incendio mejoren. La vegetación herbácea se consumió, pero siempre quedan semillas en el suelo que con las lluvias han brotado”, señala James Pérez, director del Jardín Botánico, el cual se encuentra ubicado en el cerro.

Para restablecer este espacio está en marcha un plan de reforestación, que ejecuta la Empresa Pública de Parques Naturales y Espacios Verdes del Ministerio de Ambiente. En este trimestre, según se informa, se han sembrado 3.650 especies nativas en 16 hectáreas.

Esta área, considerada un pulmón de Guayaquil, es uno de los cerca de diez espacios naturales que hay en la ciudad y que constituye uno de sus dos principales ecosistemas. Los cerros Germania, Bosqueira, Paraíso, San Eduardo, Palo Santo, el parque Samanes y el bosque protector Cerro Blanco, en el noroeste y noreste de la urbe, han sido rodeados, reducidos y degradados en un 80% por incendios, deforestación y asentamientos formales e informales en las últimos 60 años.

En los años sesenta y setenta empezó en Guayaquil la ocupación en el norte en sectores como Mapasingue, circundante a la vía a Daule. En los años ochenta se fortaleció la toma ilegal de tierras en el sur con los Guasmos, mientras que al norte aparecieron sectores como Los Vergeles, que luego se extendieron hasta Bastión Popular. Más tarde empezaron los asentamientos en torno a la vía Perimetral, indica la Agenda Zonal para el Buen Vivir, presentada este mes por Senplades.

Y explica que desde hace más de medio siglo la ciudad crece de manera desordenada y sin control, en buena parte por las invasiones de terrenos, irrespetando la propiedad del Estado, la privada, normas legales y depredando bienes naturales, lo cual ha generado marginalidad y riesgo ambiental.

Hace 20 años, recuerda Erick Horstman, director de Probosque, la vía a la costa estaba rodeada de vegetación y espacios naturales, que con el tiempo han desaparecido. En su reemplazo están urbanizaciones. “Se ha perdido la conectividad de la flora y fauna. Por los tres lados estamos rodeados de ciudad (refiriéndose a Cerro Blanco)”, dice.

En esta zona, en los últimos 10 años, se desarrollaron 32 urbanizaciones con una población de 50.353 usuarios; y en la vía a Daule se edificaron 20 planes habitacionales que albergan a unas 54.145.

Al salir del norte, por las avenidas principales de la urbe hasta llegar al centro se obtiene la perspectiva de una ciudad de cemento adornada con palmeras y plantas ornamentales, que captan menor cantidad de dióxido de carbono (CO2) que los árboles nativos. “El CO2 es uno de los factores que están ocasionando el cambio climático, el calentamiento de la Tierra. Los árboles ayudan a capturarlo y, a la vez, producen oxígeno... Por eso la importancia de mantener y reforestar los espacios naturales”, indica Horstman.

A pesar de que el Municipio sostiene que no existe un estudio de las emisiones de CO2, un informe de la calidad aire-ambiente realizado por el Laboratorio de Lixiviados y Gases en el 2010 para la Fundación Metrovía, revela que en la calle Rumichaca, entre Sucre y 10 de Agosto, se registró –en la planta alta– que los buses de transporte público emitieron 0,13% de CO2, pero el parámetro de aire contaminado es del 0,06%.

Por ejemplo, la Metrovía en su parada de la calle Sucre y Lorenzo de Garaicoa, contamina el 0,09%; y los carros livianos, 0,11%, en la calle Aguirre, entre Chile y Chimborazo.

Bianca Dáger, gerenta corporativa de la consultora ambiental Sambito, explica que toda actividad genera CO2, desde la respiración. Sin embargo, el crecimiento del parque automotor ha influido. “El sistema de transporte público, dejando de lado la Metrovía, es ineficiente. No tiene el mantenimiento adecuado, por qué no mejorar el control de buses, sabiendo que contribuye a la contaminación ambiental”, dice.

Avanzando hacia el sur y bordeando el estero encontramos al segundo ecosistema de Guayaquil, el manglar, que aún es utilizado como el botadero de basura del 15% de hogares que no tienen alcantarillado y que corresponden a los asentamientos informales.

Restos de construcción, plásticos y desechos orgánicos también se observan en el manglar. Mientras personal de Visolit (empresa encargada de recoger los desechos en el estero) hacía su recolección en una lancha, un habitante de las calles Domingo Savio y 16, llevaba basura en una canoa y la ubicaba en las bases de su casa de caña para impedir que se desplome.

En tanto, la ciudad –afirma Interagua– tiene el 85% de alcantarillado sanitario. Pero solo un porcentaje –que no precisó la concesionaria– de las aguas residuales son tratadas en las lagunas de oxidación, junto a la autopista Terminal Terrestre-Pascuales, donde se hacen procesos químicos antes de depositarlas en el río Guayas.

En cambio, en las estaciones de bombeo Progreso y La Pradera solo se cumple con un pre-tratamiento, que consiste en retirar los desechos sólidos grandes a través de unas rejillas. Estas descargas no cumplen con la Norma de Calidad Ambiental y de Descarga de Efluentes al recurso Agua (Tulsma).

Otro de los factores que afecta al ecosistema es la falta de un modelo de recolección que incluya el reciclaje, la disposición adecuada de los desechos que se generan. Esto, a pesar de que el Cabildo tiene una ordenanza que norma a las empresas dedicadas a la recolección, transporte y almacenamiento temporal en centros de acopio.

No obstante, “es importante empezar con pilotos, pensar en sistemas de recolección que permita un trabajo más ordenado para el reciclaje”, expresa la ambientalista de Sambito.


26°C
Temperatura media
En 50 años, de 1961 al 2010, ha habido una tendencia incremental de 1,0°C en Guayaquil, según estadísticas del Inamhi.

3.200
Toneladas de basura
Son generados en Guayaquil diariamente. El año anterior la cifra fue 3.050, según Puerto Limpio.

1 millón
De m³ de agua potable
Aproximadamente se consume a diario en la ciudad y es producida por la planta de potabilización La Toma, indica Interagua.

Diario: El Universo

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