Se engloban en el control de plagas todas aquellas actividades de
carácter medioambiental, tendentes a mitigar o reducir los efectos de
las plagas de insectos, de las enfermedades que causan en las plantas
cultivadas, o las producidas por hongos patógenos. También se consideran
aquellas acciones enfocadas a eliminar las hierbas indeseables, o
impedir que su desarrollo desmesurado cause estragos en las
plantaciones.En agricultura las plagas no son un tema menor, y
pueden ser causa de graves daños en las cosechas o terminar destruyendo
toda una producción. Un adecuado control de las plagas, además de
regular determinados ciclos biológicos dañinos para los cultivos,
permite optimizar las tierras agrÃcolas y obtener mejores rendimientos,
no obstante, en términos ecológicos, es importante valorar las
consecuencias que determinados productos pueden acarrear para las
cadenas tróficas y la salud humana.
Los
efectos destructivos de las plagas comienzan desde el mismo momento de
la siembra, continúan durante el desarrollo de las plantas, y van
incluso más allá tras la recolección y posterior almacenamiento. Los
agentes causantes de los estragos son, fundamentalmente, los insectos,
enfermedades por microorganismos, roedores y aves.Para hacer frente
al desafÃo que suponen las plagas para la agricultura mundial, se han
desarrollado técnicas especÃficas de lucha, que se engloban en métodos
de carácter quÃmico y biológico.
Los campos más importantes de los plaguicidas, además de los herbicidas ya citados (véase el artÃculo Malas hierbas), son los fungicidas y en menor medida los insecticidas.
Los insecticidas de contacto conforman un grupo muy variado. Actúan por obturación de los estigmas traqueales del insecto (que desemboca en la asfixia), o inhibiendo el sistema nervioso. Se fabrican con numerosas sustancias; algunos tienen origen vegetal, como la nicotina; otros están compuestos por aceites clorados o fosforados.
Los insecticidas de ingestión, también llamados de acción toxicoestomacal, actúan sobre el aparato digestivo produciendo el envenenamiento. Están indicados para combatir los insectos masticadores, como las orugas consumidoras de hojas. Se fabrican con sustancias fluoradas o arsenicadas.
Los insecticidas sistémicos, llamados también endoterápicos por su acción interna, tienen la propiedad de ser absorbidos por las plantas, pasando a la savia a través de la epidermis de las hojas, flores, tallos o raÃces. Al envenenar la savia mata los insectos cuando se alimentan de la planta, pero no le causan perjuicio alguno a ésta. Está indicado para combatir insectos chupadores como los pulgones. La mayorÃa de estos insecticidas son compuestos fosforados.
Los insecticidas de inhalación o asfixiantes, algunos muy conocidos en el ámbito doméstico, son también llamados insecticidas gaseosos o fumigadores. Actúan a través del aparato respiratorio del insecto. Se fabrican con sustancias como la nicotina y el sulfuro de carbono.
Las enfermedades por hongos patógenos son numerosas, y atacan normalmente los viñedos y cereales de grano. En la actualidad, la enfermedad fúngica más importante que se conoce es el mildÃu pulverulento (Erisyphe graminis), capaz de atacar a múltiples tipos de plantas además de las citadas gramÃneas; cada año causa numerosas pérdidas económicas en los cereales; el tizón del maÃz es un ejemplo tÃpico. Otras plagas fúngicas como las de Pyricularia oryzae y Pellicularia sasakii (roya del arroz), son temidas en las regiones asiáticas ya que en esas zonas este cereal constituye la base de la alimentación.
Algunos métodos incluirÃan la utilización de alelos o feromonas naturales como las que producen determinados insectos, con objeto de que aquellos que sean patógenos se alejen de la zona de cultivo. También existen agentes de control selectivo ensayados con éxito, como unos pequeños gusanos llamados nemátodos (Ascaris lumbricoides) que destruyen las babosas desde el interior de su sistema digestivo.
Desde un punto de vista biológico, la gestión integrada de plagas permite reducir drásticamente los controles quÃmicos, en favor de la unificación de varios métodos de control. Se distinguen la rotación de cosechas, cultivos de determinadas variedades resistentes, y empleo de pesticidas en cantidades muy pequeñas y aplicadas en su momento justo, con objeto de obtener mejores rendimientos con los mÃnimos costes ecológicos.
Un método biológico muy útil para el control de determinados insectos de los cereales, es favorecer la proliferación de otros insectos beneficiosos, como la Coccinella septempunctata (la popular mariquita), que es depredadora de los insectos patógenos.
Efectos y agentes causantes de las plagas
Hoy en dÃa, la inmensa mayorÃa de la población mundial depende de
los productos agrÃcolas para su subsistencia, y poco más de una docena
de cultivos constituyen alimentos básicos en determinados paÃses. Esto
da idea de la importancia de este sector y la necesidad de contar con
métodos que garanticen el control de las plagas, al tratarse de una
fuente de abastecimiento vital para gran parte de la humanidad. A pesar
de todo, más de una tercera parte de las cosechas anuales se pierden en
todo el mundo por efecto de las plagas, e incluso llega en ocasiones a
suponer la mitad de todas las producciones.
En agricultura, las plagas pueden ser causa de graves daños en las cosechas o destruir toda una producción
Plaguicidas
Se denominan plaguicidas (o pesticidas) a todos aquellas
formulaciones quÃmicas usadas en el control de plagas. Estos productos
pueden ser sintéticos o con origen en sustancias ya existentes en la
naturaleza, y que posteriormente son potenciados en el laboratorio.
Algunos de estos agentes quÃmicos han sido descubiertos por cientÃficos o
médicos que no tenÃan como meta la búsqueda de un producto para luchar
contra las plagas, motivo por el cual se retrasaron sus aplicaciones
hasta que se advirtieron sus posibilidades, ejemplo del herbicida a base
de sulfonilurea, que no se conoció esta utilidad hasta casi dos décadas
después de su descubrimiento.Los campos más importantes de los plaguicidas, además de los herbicidas ya citados (véase el artÃculo Malas hierbas), son los fungicidas y en menor medida los insecticidas.
Insecticidas
Los insecticidas
son sustancias quÃmicas formuladas para la eliminación de insectos. Se
trata de un sector que ha causado gran alarma en el pasado por sus
efectos medioambientales, y en la capacidad para eliminar insectos
útiles de forma indiscriminada, como las abejas, resultado de la
utilización de organoclorados, hoy en dÃa muy controlados o prohibidos
en muchos paÃses.Los insecticidas, según su forma de actuar sobre el insecto, se clasifican en: de contacto, de ingestión, sistémicos, de inhalación o asfixiantes, y de atracción y repulsión. También existen insecticidas mixtos de doble o triple acción.
El sector de los insecticidas ha causado gran alarma en el pasado por sus efectos medioambientales, y en la capacidad de eliminar los insectos de forma indiscriminada, como las abejas
Los insecticidas de contacto conforman un grupo muy variado. Actúan por obturación de los estigmas traqueales del insecto (que desemboca en la asfixia), o inhibiendo el sistema nervioso. Se fabrican con numerosas sustancias; algunos tienen origen vegetal, como la nicotina; otros están compuestos por aceites clorados o fosforados.
Los insecticidas de ingestión, también llamados de acción toxicoestomacal, actúan sobre el aparato digestivo produciendo el envenenamiento. Están indicados para combatir los insectos masticadores, como las orugas consumidoras de hojas. Se fabrican con sustancias fluoradas o arsenicadas.
Los insecticidas sistémicos, llamados también endoterápicos por su acción interna, tienen la propiedad de ser absorbidos por las plantas, pasando a la savia a través de la epidermis de las hojas, flores, tallos o raÃces. Al envenenar la savia mata los insectos cuando se alimentan de la planta, pero no le causan perjuicio alguno a ésta. Está indicado para combatir insectos chupadores como los pulgones. La mayorÃa de estos insecticidas son compuestos fosforados.
Los insecticidas de inhalación o asfixiantes, algunos muy conocidos en el ámbito doméstico, son también llamados insecticidas gaseosos o fumigadores. Actúan a través del aparato respiratorio del insecto. Se fabrican con sustancias como la nicotina y el sulfuro de carbono.
Fungicidas
os
fungicidas son productos quÃmicos formulados para combatir los hongos
parásitos. Existen variados productos para este fin, pero el más
empleado universalmente es el sulfato de cobre, que puede presentarse
bajo diversas formas.Las enfermedades por hongos patógenos son numerosas, y atacan normalmente los viñedos y cereales de grano. En la actualidad, la enfermedad fúngica más importante que se conoce es el mildÃu pulverulento (Erisyphe graminis), capaz de atacar a múltiples tipos de plantas además de las citadas gramÃneas; cada año causa numerosas pérdidas económicas en los cereales; el tizón del maÃz es un ejemplo tÃpico. Otras plagas fúngicas como las de Pyricularia oryzae y Pellicularia sasakii (roya del arroz), son temidas en las regiones asiáticas ya que en esas zonas este cereal constituye la base de la alimentación.
Los productos utilizados habitualmente como fungicidas incluyen los triazoles y morfolinas, y también los obtenidos a base de hongos del género Strobilurus (estrobilurinas), que es un un hongo silvestre tóxico para los demás hongos patógenos.
El tizón del maÃz es un ejemplo tÃpico de enfermedad fúngica
Controles biológicos
Continuamente se estudian y desarrollan nuevos métodos de
control de plagas respetuosos con el medio ambiente y los ciclos
ecológicos. El control biológico y la ingenierÃa genética son campos muy
importantes de investigación. En algunos casos surge la polémica por
los métodos de aplicación, tales como la fumigación de determinados
virus creados artificialmente, en principio inocuos para las plantas
fumigadas, y que tendrÃan la misión de destruir los insectos dañinos;
finalizada la labor de estos virus desaparecerÃan, pero se ignora que
posibles efectos secundarios podrÃan acarrear.Algunos métodos incluirÃan la utilización de alelos o feromonas naturales como las que producen determinados insectos, con objeto de que aquellos que sean patógenos se alejen de la zona de cultivo. También existen agentes de control selectivo ensayados con éxito, como unos pequeños gusanos llamados nemátodos (Ascaris lumbricoides) que destruyen las babosas desde el interior de su sistema digestivo.
La ingenierÃa genética es un campo de investigación muy amplio, aunque no menos polémico, de control de las plagas mediante la multiplicación de la resistencia natural de los cultivos. Se trata de introducir en determinadas especies (el maÃz es uno de los más ensayados) genes especÃficos por su probada resistencia a las plagas.
Los nematodos (Ascaris lumbricoides) se han utilizado con éxito en el control selectivo de determinadas plagas, como las babosas. Arriba unos nemátodos vistos al microscopio; abajo una babosa Lehmania Valentinana
Desde un punto de vista biológico, la gestión integrada de plagas permite reducir drásticamente los controles quÃmicos, en favor de la unificación de varios métodos de control. Se distinguen la rotación de cosechas, cultivos de determinadas variedades resistentes, y empleo de pesticidas en cantidades muy pequeñas y aplicadas en su momento justo, con objeto de obtener mejores rendimientos con los mÃnimos costes ecológicos.
Un método biológico muy útil para el control de determinados insectos de los cereales, es favorecer la proliferación de otros insectos beneficiosos, como la Coccinella septempunctata (la popular mariquita), que es depredadora de los insectos patógenos.
La popular mariquita es un insecto beneficioso para la agricultura, al tratarse de un depredador de otros insectos patógenos
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