Plagas en agricultura y su control

Se engloban en el control de plagas todas aquellas actividades de carácter medioambiental, tendentes a mitigar o reducir los efectos de las plagas de insectos, de las enfermedades que causan en las plantas cultivadas, o las producidas por hongos patógenos. También se consideran aquellas acciones enfocadas a eliminar las hierbas indeseables, o impedir que su desarrollo desmesurado cause estragos en las plantaciones.En agricultura las plagas no son un tema menor, y pueden ser causa de graves daños en las cosechas o terminar destruyendo toda una producción. Un adecuado control de las plagas, además de regular determinados ciclos biológicos dañinos para los cultivos, permite optimizar las tierras agrícolas y obtener mejores rendimientos, no obstante, en términos ecológicos, es importante valorar las consecuencias que determinados productos pueden acarrear para las cadenas tróficas y la salud humana.
Efectos y agentes causantes de las plagas
Hoy en día, la inmensa mayoría de la población mundial depende de los productos agrícolas para su subsistencia, y poco más de una docena de cultivos constituyen alimentos básicos en determinados países. Esto da idea de la importancia de este sector y la necesidad de contar con métodos que garanticen el control de las plagas, al tratarse de una fuente de abastecimiento vital para gran parte de la humanidad. A pesar de todo, más de una tercera parte de las cosechas anuales se pierden en todo el mundo por efecto de las plagas, e incluso llega en ocasiones a suponer la mitad de todas las producciones.
En agricultura, las plagas pueden ser causa de graves daños en las cosechas o destruir toda una producción
En agricultura, las plagas pueden ser causa de graves daños en las cosechas o destruir toda una producción
Los efectos destructivos de las plagas comienzan desde el mismo momento de la siembra, continúan durante el desarrollo de las plantas, y van incluso más allá tras la recolección y posterior almacenamiento. Los agentes causantes de los estragos son, fundamentalmente, los insectos, enfermedades por microorganismos, roedores y aves.Para hacer frente al desafío que suponen las plagas para la agricultura mundial, se han desarrollado técnicas específicas de lucha, que se engloban en métodos de carácter químico y biológico.
Plaguicidas
Se denominan plaguicidas (o pesticidas) a todos aquellas formulaciones químicas usadas en el control de plagas. Estos productos pueden ser sintéticos o con origen en sustancias ya existentes en la naturaleza, y que posteriormente son potenciados en el laboratorio. Algunos de estos agentes químicos han sido descubiertos por científicos o médicos que no tenían como meta la búsqueda de un producto para luchar contra las plagas, motivo por el cual se retrasaron sus aplicaciones hasta que se advirtieron sus posibilidades, ejemplo del herbicida a base de sulfonilurea, que no se conoció esta utilidad hasta casi dos décadas después de su descubrimiento.
Los campos más importantes de los plaguicidas, además de los herbicidas ya citados (véase el artículo Malas hierbas), son los fungicidas y en menor medida los insecticidas.
Insecticidas
Los insecticidas son sustancias químicas formuladas para la eliminación de insectos. Se trata de un sector que ha causado gran alarma en el pasado por sus efectos medioambientales, y en la capacidad para eliminar insectos útiles de forma indiscriminada, como las abejas, resultado de la utilización de organoclorados, hoy en día muy controlados o prohibidos en muchos países.
El sector de los insecticidas ha causado gran alarma en el pasado por sus efectos medioambientales, y en la capacidad de eliminar los insectos de forma indiscriminada, como las abejas
El sector de los insecticidas ha causado gran alarma en el pasado por sus efectos medioambientales, y en la capacidad de eliminar los insectos de forma indiscriminada, como las abejas
Los insecticidas, según su forma de actuar sobre el insecto, se clasifican en: de contacto, de ingestión, sistémicos, de inhalación o asfixiantes, y de atracción y repulsión. También existen insecticidas mixtos de doble o triple acción.
Los insecticidas de contacto conforman un grupo muy variado. Actúan por obturación de los estigmas traqueales del insecto (que desemboca en la asfixia), o inhibiendo el sistema nervioso. Se fabrican con numerosas sustancias; algunos tienen origen vegetal, como la nicotina; otros están compuestos por aceites clorados o fosforados.
Los insecticidas de ingestión, también llamados de acción toxicoestomacal, actúan sobre el aparato digestivo produciendo el envenenamiento. Están indicados para combatir los insectos masticadores, como las orugas consumidoras de hojas. Se fabrican con sustancias fluoradas o arsenicadas.
Los insecticidas sistémicos, llamados también endoterápicos por su acción interna, tienen la propiedad de ser absorbidos por las plantas, pasando a la savia a través de la epidermis de las hojas, flores, tallos o raíces. Al envenenar la savia mata los insectos cuando se alimentan de la planta, pero no le causan perjuicio alguno a ésta. Está indicado para combatir insectos chupadores como los pulgones. La mayoría de estos insecticidas son compuestos fosforados.
Los insecticidas de inhalación o asfixiantes, algunos muy conocidos en el ámbito doméstico, son también llamados insecticidas gaseosos o fumigadores. Actúan a través del aparato respiratorio del insecto. Se fabrican con sustancias como la nicotina y el sulfuro de carbono.
Fungicidas
os fungicidas son productos químicos formulados para combatir los hongos parásitos. Existen variados productos para este fin, pero el más empleado universalmente es el sulfato de cobre, que puede presentarse bajo diversas formas.
Las enfermedades por hongos patógenos son numerosas, y atacan normalmente los viñedos y cereales de grano. En la actualidad, la enfermedad fúngica más importante que se conoce es el mildíu pulverulento (Erisyphe graminis), capaz de atacar a múltiples tipos de plantas además de las citadas gramíneas; cada año causa numerosas pérdidas económicas en los cereales; el tizón del maíz es un ejemplo típico. Otras plagas fúngicas como las de Pyricularia oryzae y Pellicularia sasakii (roya del arroz), son temidas en las regiones asiáticas ya que en esas zonas este cereal constituye la base de la alimentación.
El tizón del maíz es un ejemplo típico de enfermedad fúngica
El tizón del maíz es un ejemplo típico de enfermedad fúngica
Los productos utilizados habitualmente como fungicidas incluyen los triazoles y morfolinas, y también los obtenidos a base de hongos del género Strobilurus (estrobilurinas), que es un un hongo silvestre tóxico para los demás hongos patógenos.
Controles biológicos
Continuamente se estudian y desarrollan nuevos métodos de control de plagas respetuosos con el medio ambiente y los ciclos ecológicos. El control biológico y la ingeniería genética son campos muy importantes de investigación. En algunos casos surge la polémica por los métodos de aplicación, tales como la fumigación de determinados virus creados artificialmente, en principio inocuos para las plantas fumigadas, y que tendrían la misión de destruir los insectos dañinos; finalizada la labor de estos virus desaparecerían, pero se ignora que posibles efectos secundarios podrían acarrear.
Algunos métodos incluirían la utilización de alelos o feromonas naturales como las que producen determinados insectos, con objeto de que aquellos que sean patógenos se alejen de la zona de cultivo. También existen agentes de control selectivo ensayados con éxito, como unos pequeños gusanos llamados nemátodos (Ascaris lumbricoides) que destruyen las babosas desde el interior de su sistema digestivo.
Los nematodos (Ascaris lumbricoides) se han utilizado con éxito en el control selectivo de determinadas plagas, como las babosas. Arriba unos nemátodos vistos al microscopio; abajo una babosa Lehmania Valentinana
Los nematodos (Ascaris lumbricoides) se han utilizado con éxito en el control selectivo de determinadas plagas, como las babosas. Arriba unos nemátodos vistos al microscopio; abajo una babosa Lehmania Valentinana
Los nematodos (Ascaris lumbricoides) se han utilizado con éxito en el control selectivo de determinadas plagas, como las babosas. Arriba unos nemátodos vistos al microscopio; abajo una babosa Lehmania Valentinana
La ingeniería genética es un campo de investigación muy amplio, aunque no menos polémico, de control de las plagas mediante la multiplicación de la resistencia natural de los cultivos. Se trata de introducir en determinadas especies (el maíz es uno de los más ensayados) genes específicos por su probada resistencia a las plagas.
Desde un punto de vista biológico, la gestión integrada de plagas permite reducir drásticamente los controles químicos, en favor de la unificación de varios métodos de control. Se distinguen la rotación de cosechas, cultivos de determinadas variedades resistentes, y empleo de pesticidas en cantidades muy pequeñas y aplicadas en su momento justo, con objeto de obtener mejores rendimientos con los mínimos costes ecológicos.
Un método biológico muy útil para el control de determinados insectos de los cereales, es favorecer la proliferación de otros insectos beneficiosos, como la Coccinella septempunctata (la popular mariquita), que es depredadora de los insectos patógenos.
La popular mariquita es un insecto beneficioso para la agricultura, al tratarse de un depredador de otros insectos patógenos
La popular mariquita es un insecto beneficioso para la agricultura, al tratarse de un depredador de otros insectos patógenos

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