La leche orgánica, una alternativa poco conocida y buena para la salud


Según Jorge Arroyo, agrónomo, se denomina lombricultura a la crianza y producción de lombrices con el objetivo de aprovechar su estiércol para luego utilizarlo como abono o fertilizante que contribuya con el crecimiento de todo tipo de plantas y alimentos.
Este concepto le sirvió a Santiago Arias para diseñar un ciclo ecológico, que le permitió desarrollar un proyecto para producir leche orgánica en la finca San Antonio.
“Las vacas, dice Arias, se alimentan de pasto cultivado con humus y al mismo tiempo ese abono es elaborado por lombrices sustentadas con el estiércol del ganado. Eso completa el ciclo integral del proyecto, todos los recursos se aprovechan”.
La leche orgánica, a diferencia de la ordinaria, contiene menos fertilizantes debido a que los animales que la producen se nutren de pasto que no fue tratado con químicos sino abonado con materia biológica.
La desigualdad es imperceptible en su sabor pero, mediante estudios realizados, se comprobó que el lácteo producido por el ganado mal alimentado, y destinado al consumo humano, ocasiona enfermedades como alergias, intolerancia a la lactosa, cáncer, entre otras.
“La gente que utiliza fertilizantes en los pastos lo hace para asegurarse que la tierra produzca más en menor tiempo”.
La propiedad de Arias tiene una extensión de 15 hectáreas. Ahí se encarga de la crianza y el mantenimiento de 14 vacas que producen de 150 litros a 180 litros de leche orgánica al día.
El Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) indicó mediante estadísticas que la obtención aproximada de líquido por cada animal en Ecuador va de cinco a seis litros diarios. Sin embargo, Arias asegura que su ganado produce hasta el doble de lo establecido en los cálculos nacionales y que todo se debe al pasto y a la abundante agua.
Actualmente son 64 mil lombrices las que generan de 30 a 50 quintales de abono orgánico al mes. Este producto posteriormente se utiliza para abonar cuatro hectáreas de pasto que nutren al ganado. La materia restante sirve como fertilizante para las papas, cebollas, habas y zanahorias que también se cultivan.
El proyecto tiene como objetivo, además de generar leche orgánica en grandes cantidades para ser comercializada, fabricar abono a base de estiércol de lombriz (humus) para venderlo a los agricultores. “Así -dice Arroyo- ellos a su vez producirán leche más saludable para el consumo humano”.
Susana Vallejo sufre de intolerancia a la lactosa e indicó que únicamente consume leche de soya. No obstante, asegura que el sabor es diferente y que los nutrientes que este alimento le proporciona a su cuerpo no son iguales.
“Me gustaría probar esta leche para saber si realmente son los químicos lo que me hacen daño. Y si mi salud mejora yo sería una de las principales consumidoras del lácteo”, dijo.
Según Arias, la leche orgánica no se conoce porque los recolectores del sector mezclan el liquido que ellos producen con el de otras propiedades en un solo tanque sin tomar en cuenta si el lácteo es de vacas que consumieron pasto cultivado con químicos o no.
“Aparte la remuneración económica no es mucha porque nosotros vendemos el litro a máximo ¢40, mientras que ellos lo venden a ¢50″. (MJR)
El humus
Influencia física:
Evita la compactación, solidificación del suelo y formación de costras.
En los suelos arenosos compacta la tierra.
Mientras, en los arcillosos aporta con un efecto de dispersión, dando consistencia.
Influencia química:
Produce “gas carbónico”, que contribuye con la asimilación de minerales.
Mejora la asimilación de compuestos inorgánicos (como un último recurso requerido).
Fuente: Hoy | Elproductor.com

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