Uso de semillas certificadas crece poco a poco

Los altos costos y la poca conciencia que existe en los beneficios del producto hacen que no tenga demanda. Sin embargo, en los dos últimos años aumentó
El agricultor maícero es el productor con mayor predisposición a la aplicación de semillas certificadas híbridas.
Su curva de crecimiento comenzó desde hace 20 años, pero es desde hace dos que tiene mayor acogida y mucho de ello se debe al impulso de la empresa privada y organizaciones estatales que, en los últimos cinco años, han capacitado en la difusión de este tipo de productos y tecnologías, afirma José Ysambert, gerente de la empresa Syngenta en el país.
Ysambert acota que por lo menos el 80% de los agricultores de este sector usa semillas certificadas, lo cual ha contribuido, a su vez, a que haya mejores retornos de inversión por cada kilo utilizado del producto.
“Entre los beneficios está su falcultad de multiplicación del híbrido, usando sus respectivos parentales (macho y hembra) para obtenerla”, dice el experto.
Algo similar sostiene Gustavo Morales, jefe de Producto Agrícola de la empresa Agripac. De hecho, da a conocer que durante el último temporal, las cinco comercializadoras de insumos y agroquímicos del país vendieron más semillas.
Esto frente a los bajos niveles de producción que se dan en el país.
Solo en el caso del maíz, mientras una hectárea (ha) local rinde 1 570 kilogramos (kg); en Colombia son 2 800 kg; y en el Perú, 3 700 kg.
No obstante, lograr la aceptación de la semilla certificada no ha sido tarea fácil e Ysambert dice que aún hay trabajo por hacer en este aspecto.
Aunque por otro lado, insiste: “la aceptación por parte del agricultor del uso de semilla certificada en híbridos de maíz ha sido muy buena, ya que están enfocados a tener mayor productividad para lograr más rentabilidad; pero la necesidad se da en todos los productos”.
Por su parte, Pablo Játiva, director de Planificación y Economía Agrícola del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), sostiene: “Existe una débil organización de los productores y poca capacitación para fomentar una extensión agrícola; además, existen precios altos en los insumos, poco acceso a créditos, fuertes variaciones climáticas y falta de uso de semillas certificadas y plantaciones viejas en zonas inadecuadas”, precisa el experto.
Asimismo, el Iniap calcula que solo el 20% de los cultivos usan este tipo de especies, mientras que el 80% se mantiene con la semilla reciclada.
También establece que solo el 50% de los productores tienen conciencia de la efectividad de las semillas certificadas.
Pero, ¿a qué se debe la todavía poca acogida? En gran parte, al factor costo, comenta Hernán Rivera, ingeniero agrónomo y productor.
Y es que mientras un lote de semilla certificada (compuesta por cerca de 1 000) cuesta entre $80 a $100; la normal tiene un precio desde $20.
De hecho, el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) comenzó una campaña a inicios de año con el fin de contribuir a la seguridad alimentaria. (NMCH)
Fuente: Diario Hoy | Elproductor.com

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